6.19.2009

EL RELOJ


Tengo una amiga que compartió conmigo mis años de adolescente en el colegio donde estudiábamos. Han pasado muchos años y aún hoy en día seguimos buscando una excusa para reunirnos con otras personas de nuestro grupo de estudiantes y por supuesto, para enviarnos correos y fotos por este medio de internet...
Debo reconocer que la fe en ella ha crecido con el paso de los años, cosa que en mi dejó de ser algo a lo cual le dedicara un poco de mi tiempo. Las dos nos educamos en colegio de curas y monjas, pero lo que en mi desapareció para convertirse en algo mas físico y quizás tangible, en ella se desarrollo de diferente manera y la convirtió en un ser mas espiritual.
Es ella que cada vez que puede me envía anécdotas e historias las cuales yo recibo con mucho agrado y trato de sacarle provecho del mensaje que encierra.
En esta oportunidad me ha enviado una historia de dos ancianos que celebraban sus bodas de oro y que en el momento en que se encontraban reunidos con el cura el anciano relató lo siguiente:

Su esposa Sara, fue la única chica con quien salió alguna vez. Él había crecido en un orfanato y trabajó duro por todo lo que tenía. Nunca había tenido tiempo para salir hasta que conoció a Sara. Antes de que se diera cuenta, ella se las había arreglado para hacer que él le pidiera que se casara con él.
Después que habían pronunciado sus votos el día de su boda, el padre de Sara se llevó a un lado al recién estrenado esposo y le entregó un regalito, diciéndole:
-Dentro de este paquetito está todo lo que en realidad necesitas saber para tener un matrimonio feliz.
El nervioso joven abrió con torpeza el papel y la cinta hasta que tuvo el paquete desenvuelto.
Dentro de la caja había un gran reloj de oro. Con gran cuidado lo tomó en la mano. Al examinarlo de cerca, vio grabado a través de la esfera del reloj un prudente recordatorio que tendría que ver cada vez que mirara la hora; palabras que si se obedecían, contenían el secreto para el éxito de un matrimonio:
"Dile algo agradable a Sara."

Es tan fácil recordarle a las personas cuanto las queremos..lo que pensamos de ellas..lo que nos gusta tanto su cercanía..en fin, que no solo debemos pensar que las personas lo saben..hay que decírselo para que esas palabras sean como un suave mimo que les acaricie el alma.. desde aqui besos a Belkys, Liliam, Daisy, chuito, mis compañeros de esos años.
Muchas de estas historias las pueden encontrar en esta pagina:
Reflexiones Cristianas - http://www.renuevodeplenitud.com/
No hace falta pertenecer a una u otra religión para sentir que somos buenas personas y estas lecturas nos hacen ser mas buenos y repensar en la forma en que estamos haciendo las cosas

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